El próximo 26 de abril dará comienzo la temporada en la tercera categoría japonesa y por tanto será el inicio de la competición para el FC Imabari de nuestro entrenador Lluís Planagumà. El ex de Villarreal B, Espanyol B, Recreativo Granada, UCAM CF y Hércules CF afrontará su primer reto fuera nuestro país, “algo que no se me había pasado por la cabeza pero ahora se daban las circunstancias ya que no podía entrenar hasta el próximo curso en España y el proyecto era muy interesante”. Su nuevo club es propiedad de un histórico del fútbol nipón, Takeshi Okada, que fue futbolista profesional y dirigió, como seleccionador, a su combinado nacional en dos mundiales. “Nos abre muchas puertas en todos los aspectos. Un ejemplo es que estamos jugando los amistosos contra equipos de Primera División, algo impensable en España”. La mentalidad de Okada también influyó en la decisión, “es la misma que teníamos y por eso nos convenció rápido”. A nivel profesional “no había mucho que pensar ya que teníamos la posibilidad de crecer en otro país, lo tuve que hacer en lo personal, en cómo organizarme”.
Dio el paso y a mitad de enero estaba en Imabari, en el sur de Japón. Sobre su club, nos cuenta que “lleva dos temporadas ascendiendo de categoría, empezaron desde cero sin comprar ninguna plaza, querían hacerlo así”. Es una entidad de “una zona humilde pero con recursos desde la austeridad”. Planagumà se encontró con un plantel de “futbolistas con ilusión y potencial para crecer” y un club que lo está haciendo ya que “en octubre se inaugurará un estadio para 15.000 personas”. A ello hay que añadir que “quieren construir una ciudad deportiva y en de ese proceso yo también formaré parte”. Desde su llegada, el catalán cuenta con dos traductores pero “desde el primer día intenté crear un vocabulario con palabras japonesas para no depender de ellos por completo en mi día a día. También en inglés con los jugadores, porque en el mundo del fútbol es un idioma que lo utilizan bastante”.
Planagumà compara el FC Imabari con “un equipo de la zona media de Segunda B, ya que tiene ahora un estadio para 6.000 espectadores” y unas instalaciones básicas de trabajo. Una de las cosas que más le ha sorprendido fue la acogida de los miembros del club, “sus ganas de aprender, de que les explicará mis ideas, mi forma de ver el fútbol, la metodología que llevo”. De los futbolistas nipones dice que “la mayoría son muy fuertes físicamente y técnicos aunque les falta mejorar en la toma de decisiones”. Tiene claro que darán un paso al frente si mejoran eso pero sabe que “es complicado porque es una cuestión de mentalidad. Aquí el fútbol es algo lúdico, ganar o perder queda en un segundo plano”. Esto lo confirmó en uno de los amistosos ante un Segunda División, cuando “en el minuto noventa, con cero a cero, teníamos un saque de esquina a nuestro favor. Me volvía loco diciéndole a todos los jugadores que fuesen a rematar”. Al entrar al vestuario sus futbolistas le preguntaban que por qué daba tantas instrucciones en ese momento y les dijo que “era la última jugada y teníamos la opción de ganar pero ellos me contestaron que eso no era importante, si ganamos bien y si no también”.
En Japón, la crisis sanitaria con el Covid-19, no le ha impedido “realizar un trabajo más o menos normal con el grupo. Hemos entrenado y disputado 13 amistosos”. En aquella parte del país la incidencia ha sido mínima y su mayor preocupación está en España, donde tiene a la familia. “Hablo a diario con ellos vía Skype, por móvil… Están confinados en Barcelona. Tenían que venir ahora para estar dos meses aquí pero no pueden volar”. Para Lluís, “es una situación un poco extraña, como si fuera una película”. En lo profesional, “aquí el fútbol no es un deporte prioritario, no es una necesidad. Tiene por delante al béisbol e incluso el sumo”. Desde el club le dieron unas pautas “para entrenar y jugar partidos de preparación a puerta cerrada” pero la situación social “no hace fácil el día a día”. Eso sí, destaca que la relación y colaboración entre todos los estamentos del FC Imabari ha sido “excelente”.