Dani Escriche ha vivido una semana especial. El atacante de JV Sports marcó su primera diana en la máxima categoría en un choque que dio la victoria a la SD Huesca, que no descansa en su pelea por lograr la permanencia en LaLigaSantander. Pero para llegar a ese tanto, mucho ha tenido que vivir nuestro protagonista. El éxito no llega sin trabajo y Escriche es un claro ejemplo.
Cuando uno marca y el gol da los tres puntos, uno se siente diferente esa semana…
Pues así es, la verdad. Y más con la temporada tan difícil que estamos viviendo. Una victoria es un regalo. Genera un gran ambiente y cambia todo. Hace unas semanas, en el vestuario, hablábamos de que parecía imposible conseguir los tres puntos en un partido y ya llevamos dos victorias. Y estoy seguro de que nos esperan más.
¿Cómo está viviendo su debut en Primera en lo personal?
Está siendo muy bonito. Nunca me esperaba jugar en Primera División, no había estado en una cantera de club importante que me ayudase a dar el salto porque aunque milité en la del Villarreal CF me fui muy joven, en infantiles. Regresé a mi pueblo, a Burriana. De ahí al Castellón Juvenil en División de Honor y después al CD Lugo, donde llegué también para juveniles. Así que no me podía imaginar marcando en Primera División.
No fue un inicio fácil para Escriche…
Sí, fue un inicio complicado. Cuando acabó mi cesión en el Elche CF regresé y pensé que iba a volver allí. Por circunstancias que desconozco no se hizo la operación. Así que llegué tarde a la pretemporada, el club hizo fichajes y el entrenador sus planes. Nadie contaba con que formase parte de la plantilla. Hubo interés de otros clubes, pero no hubo acuerdo. Me tuve que quedar y apenas jugaba.
Ahora tiene más protagonismo…
Cuando llega el nuevo entrenador, Pacheta, no sé si alegrarme o no. Lo había tenido en el Elche CF y no sabía qué idea tenía. Me reuní con él y le comenté que si tenía que estar contento o no. Él me contestó que debía tener paciencia y que esperara mi oportunidad. Y eso hice.
¿Y la temporada en lo colectivo?
Está siendo difícil en el sentido de que no nos acompañan los resultados. Deberíamos tener algún que otro punto más, lo merecíamos. Hemos dominado a muchos rivales, pero no tuvimos la recompensa de la victoria. Pero estamos a un triunfo de la zona de salvación y si ganamos al Eibar, un partido clave, saldríamos del descenso. Eso daría mucha confianza al grupo para lo que resta de temporada.
En el último tramo el equipo ha dado un paso adelante. ¿Por dónde vino esa mejoría?
En la intensidad que le ha metido el nuevo técnico desde el primer momento. Aquí corremos por la familia del que está a nuestro lado, como nos dice el entrenador. Nos esforzamos por todo lo que conlleva está en un club como la SD Huesca.
Echando un ojo a su trayectoria, en cinco años ha pasado de Tercera a Primera División, incluso pasó por Preferente. ¿Qué piensa cuando mira atrás?
Jugué en tantas categorías siendo tan joven… Esas competiciones te enseñan cosas que no te da un filial. Nadie me ha regalado nada y cuando miro atrás no me creo que esté en Primera, con los mejores. Si te digo la verdad, había jugadores mejores que yo en el equipo de mi pueblo. No me podía imaginar llegar tan lejos. Era difícil que un futbolista de Burriana llegase a la élite.
¿Y por qué lo consiguió entonces?
Porque nunca di nada por perdido. No desaproveché las oportunidades que surgieron. Me vino el Castellón en Tercera División y me fui. Apareció el CD Lugo para irme al filial y buscar el salto a Segunda, la cogí. Nunca pensé más allá del fútbol, daba igual la categoría. Si era Preferente, Tercera o Segunda. Jugaba y ya. Es lo mejor que podía hacer.
¿Un momento determinante para cambiar su trayectoria?
Cuando firmo en el CD Castellón, en juveniles. Voy a hacer las pruebas para el División de Honor y me dicen que me quede. A partir de ahí me tomo más en serio el fútbol, me cuido más y dejo de salir tanto. Debuto con el primer equipo en Tercera y veo que puedo sacar algo de esto. Me llama la selección valenciana, lo que me lleva a pensar que no era tan malo (risas)… Pero me vine arriba, se me subió a la cabeza todo. No volví a jugar con el CD Castellón en Tercera ni a ir con la selección. Me sirvió de mucho ese golpe. Me hizo entender que si te lo crees, te ventilan muy pronto y nadie se acuerda de ti.
¿Una persona decisiva en su trayectoria?
Mi padre, si no es por él no sería futbolista. Se ha pegado muchas horas de viaje para acompañarme, llevarme de un sitio a otro. Miles de consejos. Y el otro día, en casa, no se creía que su hijo hubiese marcado un gol en Primera División. El hijo tampoco (risas). Me acuerdo de un consejo que me dio cuando recibí la propuesta del CD Lugo para irme a su filial: “Las naranjas siempre van a estar aquí”. Y es que ese año empecé a trabajar con él en el campo.
Háblenos de su etapa en el CD Lugo…
Pues unos recuerdos muy buenos, estuve tres años. Jugué en el juvenil, en Preferente y debuté en Segunda División. Hice grandes amigos y me encontré una ciudad encantadora, que me hizo sentir como en casa.
El año pasado dos ascensos, muy pocos pueden presumir de ello…
Leí el otro día que había alguno. Fue una temporada especial, la primera mitad del curso con la SD Huesca y la segunda con el Elche CF. En Elche el objetivo no era dar el salto a Primera, no nos lo planteamos hasta el final del campeonato. Hay que recordar que se vivió una situación complicada con el tema Covid y el ERTE, además de otras mil historias. Pero a pesar de eso logramos el ascenso. Cuando marcamos en Girona yo no sabía ni qué hacer, ni me lo creía.
Por cierto, lleva nueve goles en el fútbol profesional y todos han servido para que sus equipos sumen…
Pues no me había fijado en eso, para ser sincero. Es un buen dato, porque si marcas y tu equipo no logra puntuar no saben igual los goles.
Para acabar, ¿un objetivo por cumplir?
Sólo pienso en ayudar a la SD Huesca a lograr la permanencia en Primera División. Vamos a intentarlo con todas nuestras fuerzas y hasta el final.